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Violencia y etnicidad en México y Cuba

 

Rafael Torres Sánchez (Universidad de Guadalajara, México): Herencia de agujeros: la violencia expansiva en México

Sofie Steinberger (Universidad de Colonia): La política migratoria mexicana - ¿ un sistema de violencia estructural discriminatorio?

Luz Kerkeling (WWU Münster): La resistencia zapatista ayer y hoy – rupturas y continuidades

Albert Manke (Universidad de Colonia): Los ciclos recvolucionarios en Cuba: hacia una canalización y de-etnicización de la violencia

El tema de la violencia en México no es nuevo en la historia del país, pero en los últimos años la violencia vuelve a tener un auge fatal. Por lo general, en las noticias que alcanzan Alemania este auge se suele reducir al problema de la guerra del narco. Pero, evidentemente, el problema es más complejo y tiene raíces más profundas. Si consideramos la violencia en torno a la transmigración hacia los Estados Unidos o la violencia de género que culmina en los feminicidios, se amplía este panorama de manera escalofriante. Si además tenemos en cuenta las luchas de grupos oposicionistas y revolucionarios por reindivicaciones sociales y su aplicación de la violencia como arma política, se agregan aspectos político-sociales cuya importancia transciende el ámbito nacional mexicano. En estos contextos, el tema de la discriminación - sea por razones de adscripción étnica, género, o estatus social – se convierte en un factor significativo. Por ende nos interesó abrir un diálogo sobre algunos aspectos del tema complejo de la violencia en México y su nexo con la etnicidad o etnicización de conflictos, igual que el uso de la etnicidad como recurso político.

Para este fin, tratamos de entrar en la discusión a base de tres ejemplos: el movimiento neozapatista iniciado por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en Chiapas hace 20 años atrás estuvo y está marcado por la inclusión de propuestas reivindicatorias para y por grupos étnicos y derechos de las mujeres; el actuar y las implicaciones políticas de los así llamados “grupos de autodefensa” en Michoacán desde su surgimiento; la violencia contra transmigrantes de origen centroamericano. Rafael Torres Sánchez trató de discernir por un lado los rasgos estructurales del alzamiento neozapatista, igual que el papel de los grupos étnicos que participan en el mismo. Por otro lado, enfocó a los grupos de autodefensa en Michoacán en la coyuntural actual de la violencia y su composición étnica. Sofie Steinberger analizó la situación de los transmigrantes centroamericanos en el contexto de la política migratoria mexicana. En especial le interesaron las dinámicas de violencia por razones étnicas que tienen que enfrentar los migrantes en su camino.
Luz Kerkeling dio una visión conjunta sobre la resistencia del EZLN desde 1994, destacando las rupturas y continuidades del proceso de reformas sociales en este proyecto autonomista. A la vez de acercarnos a las transformaciones locales mediante una mirada microhistórica, describió el impacto del estallido neozapatista en movimientos sociales y emancipatorios en diversas partes del mundo.

Para acercarnos a la problemática de la violencia de forma estructural y en el contexto de luchas por reindivicaciones sociales, Albert Manke ofreció una descripción abreviada de los ciclos recvolucionarios en Cuba desde las guerras de independencia que se concentrará sobre todo en el período de la revolución cubana de 1959. Propuso interpretar las dinámicas inducidas por este cambio revolucionario como intentos de canalizar, monopolizar y de-etnicizar la violencia que se había establecido como problema estructural en la Cuba republicana antes del 59.